La vida y la muerte están separadas por una delgada línea, una frontera que los cirujanos tratan de ganar en cada operación. En sus más de 11.000 intervenciones, el cardiocirujano Stephen Westaby aprendió a no rendirse nunca ni a involucrarse emocionalmente para seguir operando aunque la muerte ganara. Lo recuerda en sus memorias, Vidas frágiles.
Fuente: Noticias
No hay comentarios:
Publicar un comentario