Investigadores de la Universidad de Málaga han demostrado que la pisada de un niño deja huella en su mordida. Los resultados revelan que el 50% de los que manifiestan protrusión de mandíbula –movimiento del maxilar inferior hacia delante– presentan un tipo de pisada pronada –cuando el pie rota hacia dentro para distribuir el impacto al entrar en contacto con el suelo–.
Fuente: Noticias
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