Uno de los problemas de los niños con cáncer infantil es que las terapias que necesitan pueden causan infertilidad, y ellos aún no producen espermatozoides que preservar. Ahora, un equipo de investigadores ha congelado el tejido testicular de monos antes de su pubertad y, pasado el tiempo, lo ha descongelado e injertado en esos mismos monos. El esperma así generado ha servido para fecundar óvulos, de los que ha nacido Grady, una hembra sana.
Fuente: Noticias
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