En un cuarto de siglo (entre 1990 y 2014) las áreas boscosas de Cataluña han sufrido un descenso generalizado de su capacidad de capturar dióxido de carbono. Asimismo, el agua azul, la lluvia que no aprovechan las plantas y llega a los ríos y acuíferos, se ha reducido hasta un 29 %.
Fuente: Noticias
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