El ensayo de Stanley Miller en 1952, que combinó agua, gases y electricidad para recrear las piezas fundamentales de la vida, no tuvo en cuenta las paredes de vidrio del aparato reactor. Ahora, un nuevo estudio pone el foco en este material inorgánico y sus implicaciones geoquímicas en la aparición de la vida en la Tierra.
Fuente: Noticias
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