Investigadoras españolas han demostrado que la presencia de un único depredador, la lechuza, en una cueva sudafricana, indica que los cambios en el registro fósil de micromamíferos a lo largo de dos millones de años estarían producidos por variaciones ambientales. Estos resultados añaden fiabilidad a futuros estudios paleoecológicos y paleoclimáticos que se hagan en el lugar.
Fuente: Noticias
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