Un estudio del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares concluye que la toxicidad de compuestos farmacológicos utilizados para interferir con la angiogénesis, es decir, la creación de vasos sanguíneos nuevos en el cáncer o en enfermedades cardiovasculares, no se puede explicar por los cambios genéticos que producen.
Fuente: Noticias
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