Estos lechos servían como zona de descanso y como espacio para el trabajo cotidiano, al tiempo que permitían repeler insectos gracias al uso de cenizas. El descubrimiento, publicado en Science y que cuenta con colaboración española, supone el uso humano más antiguo registrado de camas de hierba, superando las evidencias anteriores en más de 100.000 años.
Fuente: Noticias
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